Una Conciencia Limpia por la Sangre de Cristo

La sangre de Cristo limpia la conciencia de la culpa y el pecado, permitiendo un libre y confiado acercamiento a Dios.

pair of black leather shoes
pair of black leather shoes

Una Conciencia Limpia por la Sangre de Cristo

Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos 10:22, Reina-Valera 1960)

¿Alguna vez has experimentado la frustración de caminar con una pequeña piedra dentro del zapato? Aunque parezca insignificante, esa diminuta molestia tiene un impacto desproporcionado: obstaculiza cada paso, distrae tu atención y, finalmente, afecta tu capacidad para seguir avanzando de manera cómoda y eficaz. Imagina intentar disfrutar de una caminata o una jornada de turismo con ese constante pinchazo. Sencillamente, ¡es imposible disfrutar plenamente!

La presencia persistente del pecado en nuestra conciencia es espiritualmente comparable a esa molesta piedra. No nos permite avanzar con soltura y libertad en nuestro caminar con Dios. Así como el guijarro te hace tropezar y te ralentiza físicamente, la culpa no resuelta detiene tu progreso espiritual. El pecado que constantemente punza tu mente es como ese incesante y fastidioso sonido de agua goteando en el silencio de la noche: te roba el descanso y la paz, impidiéndote experimentar la quietud que anhelas.

Pero hay una solución gloriosa y definitiva. La única manera de encontrar verdadero descanso para tu conciencia no es ignorar el pecado, sino señalarlo directamente a la Cruz de Jesús. Es allí donde, hace más de dos mil años, cada transgresión que has cometido y que podrías cometer fue castigada plenamente en el cuerpo de tu sustituto, Jesucristo. Él llevó nuestra carga para que pudiéramos ser libres. Como dice la Escritura: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5:21).

Debido a Su sacrificio perfecto y completo, todos tus pecados han sido perdonados, eliminados y lavados por Su sangre purificadora. Gracias a esta obra, el sacrificio de Jesús es una ofrenda única y suficiente que nos hace justos ante Dios para siempre (según la idea de Hebreos 10:14).

Hoy, esta verdad te da la autoridad de acercarte a Dios con valentía y plena confianza, no por tus méritos, sino porque tu conciencia ha sido irrevocablemente limpiada. La Biblia nos asegura: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9). Cuanto más creas y te apropies de esta gloriosa verdad —que estás limpio por Su sangre—, más caminarás con una conciencia libre de los molestos guijarros del pecado y la culpa. Como resultado, más lejos y más libre llegarás en tu caminar con Dios, disfrutando de la comunión y el propósito que Él tiene para ti.