¿Qué es la salvación?
Ser librado del infierno, del pecado y del dominio de Satanás. Por medio de Jesús, obtenemos el perdón, la justicia de Dios, y una relación de Padre-hijo con Él, asegurando Su bendición y la vida eterna.
SALVACIÓN
10/16/20253 min read
¿Qué es la salvación?
La salvación es un don inmerecido y la gloriosa obra de Dios a favor de la humanidad. Es mucho más que una simple "salida de emergencia"; es una liberación completa y profunda. La salvación significa ser librado de la condenación eterna, es decir, del infierno, que es la separación final y perpetua de Dios. Además, restablece la relación esencial que se perdió: nos rescata de la relación rota con nuestro Creador, permitiéndonos volver a la comunión íntima con el Padre celestial. Finalmente, la salvación nos redime de las innumerables maldiciones, el dolor, la enfermedad, el sufrimiento y la carencia que plagan a la humanidad como resultado de la trágica caída de Adán en el Jardín del Edén.
Como dice la Escritura:
"Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro." (Romanos 6:23)
Verás, Dios creó a Adán a Su imagen y semejanza y le encomendó una mayordomía real sobre toda la tierra, confiriéndole dominio y autoridad. Sin embargo, Adán, en un acto de profunda traición y desobediencia, cedió esa autoridad al sucumbir a la tentación, doblando efectivamente su rodilla ante un espíritu proscrito y rebelde, llamado Satanás. Con su caída, Adán le entregó el dominio legal de la tierra a Satanás, introduciendo el pecado y la muerte en el mundo.
"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Romanos 5:12)
Pero la historia no termina con la caída. Movido por Su amor inmutable, Dios ejecutó Su plan de redención. Él envió a Su Hijo amado, Jesús, como el Segundo Adán, un hombre perfecto, sin mancha de pecado, para deshacer todo lo que el primer Adán había hecho. Jesús vino para redimir a los descendientes de Adán de la esclavitud de su pecado y su naturaleza caída, y para reclamar esta tierra y su dominio del control y la tiranía de Satanás. A través de Su vida impecable, Su muerte sacrificial y Su poderosa resurrección, Jesús cumplió la voluntad de Dios y obtuvo una victoria eterna.
"El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados." (Colosenses 1:13-14)
¡Creer en Cristo Jesús, no solo como una figura histórica o un profeta, sino como tu Señor y Salvador personal, es recibir esta misma grandiosa redención y participar de todas las bendiciones que emanan de ella! Es apropiarse de todo lo que Él ha logrado a tu favor a través de Su único, suficiente y perfecto sacrificio en la cruz. Cuando pones tu fe en Él, tus pecados, pasados, presentes y futuros, son tratados de una vez y para siempre; son borrados, olvidados y perdonados. Recibes la propia justicia de Dios, una justicia que no es ganada por tus méritos, sino que es un regalo.
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5:21)
Esta nueva posición te permite entrar con audacia y plena confianza en la presencia santísima de Dios, no temeroso, sino con la certeza de ser bienvenido. Él ya no será solamente el temible Dios Todopoderoso (El Shaddai) para ti, sino que, por Su gracia, se convierte en TU Padre celestial (Abba Padre).
"Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!" (Romanos 8:15)
A cambio de todo el dolor, el sufrimiento, la enfermedad, y la carencia que prevalecen en este mundo caído y roto, tú, como hijo amado de Dios, puedes mirar a tu papá Dios con fe. Puedes esperar con una confianza firme Sus inagotables bendiciones de salud divina, provisión sobrenatural y protección total para tu vida aquí en la tierra, no por obligación, sino como parte de tu herencia. Como nos recuerda el pastor Juan Carlos, es por Su gracia que tenemos acceso a estas bendiciones. Y lo más maravilloso de todo, en última instancia y como culminación de la redención, podrás pasar una gloriosa eternidad en la presencia perfecta de Dios, teniendo el cielo como tu verdadero y eterno hogar.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)


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