¿Qué es "Caer de la Gracia"? Parte 2
"Caer de la Gracia no es pecar, sino el acto de abandonar la fe en el favor inmerecido de Dios (Gracia) para volver a depender de nuestro propio esfuerzo y autosuficiencia (Ley). Esta 'caída en la autosuficiencia' es la que, de hecho, precede y da poder al pecado."
Pastor Juan Carlos Pérez Corrales
¿Qué es Realmente "Caer de la Gracia"? Parte 2
La Gracia Operando Antes de la Ley
Para entender lo que significa "caer de la gracia", debemos observar la historia de Israel. El pueblo, en su viaje desde Egipto hacia el Monte Sinaí, experimentó un trato de Dios basado puramente en la Gracia. Durante este trayecto por el desierto, no existía aún la Ley ni los Diez Mandamientos.
A pesar de las constantes quejas del pueblo (que en sí mismas eran un acto pecaminoso), Dios respondía con Su pura bondad y provisión: abrió el Mar Rojo, endulzó las aguas amargas, y envió el Maná del cielo. Su trato con ellos no se basaba en la obediencia humana, sino en Su propia fidelidad y bondad.
Recordemos lo que la Escritura enseña acerca de esa provisión en el desierto:
Y te humilló, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que ni tú ni tus padres habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor. (Deuteronomio 8:3)
Sino acuérdate del Señor tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.(Deuteronomio 8:18)
La Verdadera Caída de la Gracia
El principio original y operativo para Israel era la Gracia. Si hubieran continuado en esa dependencia, habrían entrado a la Tierra Prometida basados en la perfección y fidelidad de Dios, no en la de ellos mismos.
Sin embargo, al pie del Monte Sinaí, se produjo la verdadera caída de la Gracia, la cual fue una caída en la ley. En Éxodo 19, el pueblo hizo una declaración de autosuficiencia y orgullo: "Todo lo que el Señor ha dicho, haremos" (Éxodo 19:8). En lugar de obedecer con humildad, se mostraron arrogantes con sus propias capacidades, su respuesta fue de modo sarcástico, lo que desvió completamente la situación original de la gracia.
En Éxodo 20 menciona que a cambio se les dio la ley, los diez mandamientos divididos en dos partes.
La primera parte contiene los deberes del ser humano hacia Dios.
La Segunda parte contiene los deberes del ser humano hacia el prójimo.
Dios aceptó su petición y ahora la bendición dependía del esfuerzo y capacidad humana. El resultado fue trágico e inmediato. Al pie del monte, cayeron 3.000 personas. Y lo que vino inmediatamente después de ponerse bajo la Ley fue la idolatría del becerro de oro (Éxodo 32).
La Ley, la Fuerza del Pecado
Mira esta asombrosa verdad: desde que salieron de Egipto y estaban bajo la Gracia, nunca usaron el oro que recibieron para construir un becerro. No tenían el deseo. Pero en el momento en que cayeron de la Gracia, es decir, abrazaron el principio de la Ley, el pecado se volvió atractivo.
Esto confirma la enseñanza apostólica que nos revela la causa fundamental de la manifestación del pecado:
Porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. (1 Corintios 15:56)
La ley le da al pecado su fuerza. Incluso en el Edén, la tentación de Satanás se centró únicamente en la única "ley" o mandamiento que Dios había dado: no comer del Árbol del Conocimiento. Parecería que el enemigo solo puede seducirnos a través de la existencia de una prohibición.
Caer en la Autosuficiencia
La gran lección es que la caída de la Gracia precede al pecado. Nadie ve esta parte: el pecado es el fruto de haber caído de la Gracia (el principio de la Ley).
Piensa en los propósitos de autosuperación o en las promesas hechas en tu matrimonio: “Haré lo mejor que pueda, seré paciente”. Generalmente, ese mismo día de la declaración de autosuficiencia, es cuando ocurre el mayor fracaso. ¿Por qué?
Porque el principio de "Haré lo mejor que pueda" es la verdadera caída de la Gracia. Es confiar en la carne, y la Biblia nos dice:
Porque yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. (Romanos 7:18)
La Lección de Pedro y la Gracia
El apóstol Pedro experimentó esta misma dinámica. Mucho antes de jurar y maldecir que no conocía a Jesús (el pecado), él había caído en la autosuficiencia al declarar: “Aunque todos te abandonen, yo nunca te dejaré”. Su fracaso vino después de su orgullo, no antes.
La verdadera audacia que tenemos como creyentes no es confianza en uno mismo, es la confianza en Cristo. Lo que el pastor Juan Carlos nos enseña es a mantener ese sentido vivo de la Gracia. Él lo aplica incluso en la crianza, recordando a sus hijos que no diga "nunca haré eso" (confianza en sí misma), sino que diga "Por la gracia de Dios".
Todo en la vida cristiana depende de la Gracia de Dios, no de ningún esfuerzo humano. La Gracia es lo que nos sostiene en el camino correcto y nos permite tener dominio sobre el pecado, la enfermedad y el fracaso. La caída ocurre cuando nos apartamos de la fe en el inmerecido favor de Dios para volver a depender de nuestros propios méritos.
Es momento de soltar la mezcla de Ley y esfuerzo humano, y de abrazar la Gracia, la cual es el único poder capaz de levantarte y de capacitarte para reinar en la vida.


La misión de la Asociación MAAM Costa Rica es edificar a los creyentes, profundizando su caminar con Cristo, para que disfruten de la Gracia que Dios nos ha dado.
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