¿Pueden los cristianos ser maldecidos?
¿Crees que un cristiano puede ser maldecido? Descubre cómo, a través del sacrificio de Jesús, fuiste liberado de toda maldición. Este artículo explora la verdad sobre la gracia de Dios y por qué los creyentes no tienen nada que temer, ni siquiera de historias como la de Ananías y Safira.
PROTECCIÓN
Pastor Juan Carlos Pérez Corrales
9/20/20252 min read
Cuando aceptaste a Jesús como tu Señor y Salvador, te convertiste en una nueva creación (2 Corintios 5:17). A partir de ese momento, las maldiciones no tienen lugar en tu vida como creyente.
Esto es posible porque Jesús, en la cruz, cargó con todos tus pecados (pasados, presentes y futuros), se hizo una maldición por ti (Gálatas 3:13) y recibió el castigo divino en tu lugar. Hoy, gracias a su sacrificio, estás completamente perdonado (Colosenses 2:13) y te presentas justo ante Dios.
No importa lo que estés enfrentando, aférrate siempre a esta verdad: fuiste redimido de toda maldición de la ley. Tu Padre celestial te ama profundamente (Juan 3:16) y te cuida con gran ternura (1 Pedro 5:7). Por eso, puedes acercarte con confianza a su trono de gracia (Hebreos 4:16) y confiar en su bondad y fidelidad para que todo obre para tu bien (Romanos 8:28).
¿Qué pasó con Ananías y Safira?
La historia de Ananías y Safira a menudo causa confusión y temor. Sin embargo, al estudiar la Biblia con cuidado, podemos entender lo que realmente sucedió.
Muchos se preguntan si esta pareja eran creyentes. Una pista importante se encuentra en el libro de los Hechos:
Cuando la Biblia se refiere a un creyente, usa la frase "cierto discípulo", como en Hechos 9:10, donde se menciona a un discípulo llamado Ananías (el que restauró la vista a Pablo).
En contraste, cuando habla de Ananías y Safira en Hechos 5:1, se les llama "un hombre llamado Ananías, con Safira su mujer". Esta distinción sutil, pero crucial, nos indica que no eran creyentes. Eran impostores, eran oportunistas que intentaban engañar a la iglesia.
La muerte de Ananías y Safira no es una historia de la ira de Dios contra su pueblo, sino un ejemplo de su protección. Al igual que un buen pastor protege a sus ovejas de los lobos, Dios protege a su iglesia de aquellos que buscan hacerle daño.
Si la historia de Ananías y Safira te ha hecho temer que Dios te castigará o te hará daño, no le des lugar a esa idea. El diablo ha trabajado durante siglos para presentar a Dios como un ser enojado, y lamentablemente, muchos lo han retratado así. Sin embargo, esta imagen es un error.
Ahora vivimos bajo el Nuevo Pacto, y en él no hay un solo versículo que diga que Dios está enojado con los creyentes por sus pecados. La ira de Dios que se describe en el Antiguo Testamento no aplica para quienes están en Cristo. Si eres creyente, puedes tener la seguridad de que Dios no está enojado contigo.


La misión de la Asociación MAAM Costa Rica es edificar a los creyentes, profundizando su caminar con Cristo, para que disfruten de la Gracia que Dios nos ha dado.
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