Lo que Dios ve Hoy
El descanso en la Obra de Cristo trae el cambio duradero. Su Gracia cubre todo fracaso.
Lo que Dios ve Hoy
¡Amigos, hay una verdad fundamental que libera el corazón del legalismo y la condenación! Se encuentra en el entendimiento de lo que el Sacerdote veía y de lo que Dios ve hoy. Si entendemos la visión de Dios, podremos vivir desde un lugar de descanso total.
La Sombra de la Sustitución en el Antiguo Pacto
Nuestra enseñanza comienza en los rituales sacerdotales del Antiguo Testamento. En el libro de Levítico, el Señor nos dio una demostración visual y palpable de la transferencia, un concepto que apuntaba directamente a la cruz.
La Transferencia: El Acto de Imposición de Manos
Cuando un individuo traía su ofrenda para el sacrificio por el pecado, el primer y más crucial acto era la imposición de manos sobre la cabeza del animal inocente, ya fuese un becerro, un cordero o una cabra, dependiendo del nivel de responsabilidad de la persona que tenia que traer el sacrificio al altar. La Biblia lo describe claramente: "Y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro del holocausto..." (Levítico 4:4).
Este acto no era una simple formalidad religiosa; era el momento de la identificación. En ese instante, los pecados, la culpa y la condenación de la persona se transferían, de forma simbólica, al sustituto, (el animal ofrecido). La justicia de Dios se satisfacía de inmediato. En ese mismo momento, ante el Sacerdote y ante Dios, la persona que había traído el sacrificio quedaba instantáneamente limpio, justo y en paz con Dios, no por su propio mérito, sino porque su pecado ya estaba en otro, (en el animal ofrecido).
¡Medita en esto! La persona se retiraba con un corazón aliviado, mientras el Sacerdote se quedaba con el animal. ¿Acaso no es glorioso?
El Sacerdote y la Ofrenda Hecha Pecado
Una vez ocurrida la transferencia, la perspectiva del Sacerdote y de Dios cambiaba radicalmente, y es aquí donde radica la revelación.
El animal, antes sin culpa, sin mancha, sin pecado, ya no era visto simplemente como un cordero. En las Escrituras, la misma palabra hebrea, jattat (חַטָּאת), se usa tanto para "pecado" como para "ofrenda por el pecado". Esto nos enseña que, en el momento de la transferencia, el animal se convertía, en el sustituto figurativamente, de la encarnación del pecado de la persona.
La tarea del Sacerdote, por lo tanto, no consistía en mirar más al oferente, a la persona (quien ya había sido declarado justo y perdonado delante de Dios), sino en dirigir toda su atención al Sustituto. Su única responsabilidad era tomar la vida de esa ofrenda que se había hecho pecado, para satisfacer la justicia santa de Dios. El Sacerdote no le preguntaba al oferente: “¿Estás seguro de que no has pecado de nuevo?” No, él veía a la persona como perdonada y libre.
Este principio es la clave: La vida del sustituto fue tomada para que la vida del oferente fuera preservada. "Y por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que, interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna." (Hebreos 9:15).
La Gloria del Intercambio: Nuestro Sustituto Perfecto
Esta maravillosa sombra del Antiguo Pacto (Colosenses 2:17) halla su cumplimiento eterno y perfecto en la obra consumada de nuestro Señor en el Calvario. El Sacerdote mira a Jesucristo, nuestro Cordero sin mancha.
Hebreos capítulo 10 describe está sustitución.
Imperfecto: La Ley y sus rituales eran solo una sombra, no la sustancia.
Perfecto: Cristo es la verdadera imagen y la realidad.
Continuo/Repetitivo: Los sacerdotes ofrecían los mismos sacrificios continuamente cada año.
Único/Definitivo: Jesús ofreció un solo sacrificio, una vez para siempre.
Ineficaz: La sangre de animales no podía quitar los pecados; solo los cubría temporalmente (hacía "memoria de los pecados").
Eficaz: El sacrificio de Cristo quita los pecados completamente y perfecciona a los creyentes para siempre.
Temporal: Los sacerdotes permanecían de pie ministrando.
Permanente: Cristo, habiendo terminado su obra, se sentó a la diestra de Dios, indicando que la obra está consumada.
La Doble Transferencia en la Cruz
El Nuevo Pacto nos revela un intercambio tan glorioso que excede todo entendimiento. Esta es la roca de nuestra fe, el fundamento de nuestra justicia:
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos hechos justicia de Dios en él." — 2 Corintios 5:21
Aquí encontramos la doble transferencia:
Nuestros pecados a Él: Así como el Sacerdote miraba al cordero hecho jattat, Dios puso sobre Su Hijo amado, al que no tenía mancha, la totalidad de nuestros pecados, enfermedades, debilidades, y maldiciones. "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." (Isaías 53:5). "Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero..." (1 Pedro 2:24). ¡Todo fue transferido!
Su justicia a Nosotros: El resultado indescriptible es que Su justicia perfecta e impecable fue transferida a nosotros. Dios Padre ya no nos mira a través del lente de nuestros errores, fallas o desempeño imperfecto. Él nos ve a través del filtro de la obra de Su Hijo.
Ahora, para Dios, somos la justicia de Dios en Cristo. "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús." (Romanos 3:24). ¡Esta es nuestra nueva identidad!
La Consecuencia de la Gracia: La Identidad del Reposo
La obra del Sustituto no solo nos limpió; nos hizo justos. El creyente ya no es un "pecador salvado" que ocasionalmente acierta. No, esa es una mentalidad de carencia, que niega la suficiencia de la obra de Cristo. El término bíblico para ti es santo, justo, y amado. Aunque ocasionalmente podamos fallar (pecar), nuestro ser no está definido por el acto del pecado, sino por nuestra nueva identidad en Cristo.
El adversario y una mentalidad legalista quieren que te identifiques con el acto de la caída. Pero la verdad es que "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que son santificados." (Hebreos 10:14). ¡Somos perfectos en posición ante Dios!
La Base de Nuestra Confianza
Si el creyente se acerca a Dios pidiendo perdón basándose en la profundidad de su arrepentimiento o la promesa de no volver a fallar, está poniendo su confianza en su propia obra.
¡Pero la base de nuestro acceso a Dios es la sangre de Jesús! Entramos al Lugar Santísimo con absoluta certeza: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:16). Nuestra oración se basa en la certeza de nuestra justicia en Él, y no en la ausencia de pecado propio. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo." (Romanos 5:1).
Paz, Descanso y Victoria
El objetivo final de esta revelación es llevarte al reposo.
Si el Sacerdote de la antigüedad no podía ver el pecado en la persona oferente gracias al sustituto temporal, ¿cuánto más el Padre no ve nuestros pecados en el Nuevo Pacto gracias a Jesús, el Sustituto perfecto, eterno y resucitado? Nuestros pecados están perdonados, eliminados y olvidados. "Estando muertos en pecados... nos dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros..." (Colosenses 2:13-14).
El Señor nos invita a entrar en Su reposo: "Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas." (Hebreos 4:10). ¡Deja de esforzarte por hacerte justo y simplemente recibe la justicia que Él ya te dio!
Acepta esta transferencia total, abraza la justicia de Cristo como tu verdadera identidad. Solo entonces vivirás la vida victoriosa, no por esfuerzo propio, sino por la suficiencia de Su gracia que te ha hecho justo.


La misión de la Asociación MAAM Costa Rica es edificar a los creyentes, profundizando su caminar con Cristo, para que disfruten de la Gracia que Dios nos ha dado.
Dirección
Avenida 9 y Avenida 7, Calle 4, Alajuela centro, Alajuela, Costa Rica
