Libres de la Maldición de la Ley
Jesús nos redimió completamente de la maldición de la Ley al hacerse maldición en la cruz por nosotros (Gálatas 3:13).
Libres de la Maldición de la Ley
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” (Gálatas 3:13-14)
¡Qué gloriosa verdad! La enseñanza central de la gracia sobre la maldición no es una teología de miedo, sino un mensaje vibrante de liberación consumada. La pregunta ya no es si puedes estar bajo una maldición, sino si la obra de Cristo fue completa. Y la respuesta, amado, es un rotundo ¡Sí!
La Obra Consumada en la Cruz
Nuestra fe se fundamenta en este hecho inquebrantable: Jesús de Nazaret, nuestro Señor y Salvador, se hizo maldición por ti. Él no llevó la maldición por partes; Él se convirtió en la maldición misma, colgando en el madero, para que tú no tuvieras que enfrentarla jamás. Él tomó tu lugar de condenación. En ese momento en el Calvario, toda maldición ancestral, toda sentencia de la ley y todo resultado de los pecados pasados fue clavado con Él.
Para un creyente, el miedo a las maldiciones generacionales o personales debe desaparecer por completo. ¿Por qué? Porque lo que Jesús hizo es infinitamente más poderoso que cualquier cosa que tus antepasados hayan hecho o que tú puedas haber temido. Si Él te redimió, ¿quién puede ahora maldecirte? “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31). La gracia nos enseña a mirar solo a Jesús, no a la oscuridad de nuestro linaje.
La Identidad del Bendecido
El énfasis de la gracia siempre está en la bendición de Abraham, la cual no se gana con esfuerzo o buenas obras, sino que se recibe por la fe (Gálatas 3:14). Cuando estás en Cristo, tu identidad ha cambiado: ya no eres hijo de Adán viviendo bajo la ley y sus maldiciones; eres hijo de Dios (Juan 1:12) viviendo bajo la gracia y la bendición.
Por lo tanto, no vivas con miedo o bajo la preocupación constante de estar "bajo algo". Tu enfoque no debe estar en buscar la causa de la maldición—*¿qué hicieron mis abuelos? ¿qué pecado cometí?—*sino en la perfecta provisión y liberación total que se encuentra solo en Jesús y en Su gracia.
No Hay Condenación
Esta es la roca de nuestra fe: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:1). La condenación es la base de toda maldición. Si ya no hay condenación para ti, no hay base para que la maldición opere.
Cuando miramos a la cruz, entendemos que fuimos liberados no solo de las obras malas, sino también de las consecuencias de ellas. La fe nos llama a descansar en este hecho. No necesitas un rito especial, una oración de liberación o buscar desesperadamente el porqué. Necesitas solo descansar en la consumación de la obra de Cristo. ¡Fuiste redimido! ¡Fuiste perdonado! ¡Fuiste declarado justo! Y el justo por la fe vivirá (Romanos 1:17). “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:36).


La misión de la Asociación MAAM Costa Rica es edificar a los creyentes, profundizando su caminar con Cristo, para que disfruten de la Gracia que Dios nos ha dado.
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