La fe y las obras
La justificación por fe (Pablo) y la justificación por obras (Santiago) no se contradicen: la fe justifica al creyente ante Dios, mientras que las obras demuestran esa fe ante los hombres. Las buenas obras son el resultado natural de la fe en la gracia de Dios y se manifiestan gradualmente con el tiempo.
FE
Pastor Juan Carlos Pérez Corrales
9/20/20256 min read
La Fe y las Obras
La pregunta que planteas es profunda y fundamental para la fe cristiana: Si la justificación es por medio de la fe, ¿cómo interpretamos el pasaje de Santiago que afirma que somos justificados por las obras y no solamente por la fe?
Esta es, sin duda, una inquietud crucial. Para el creyente, es vital discernir el verdadero significado de Santiago, para así evitar la trampa de buscar la justificación a través del esfuerzo humano y caer en la autocondenación cuando inevitablemente fallemos. El pastor Juan Carlos nos recuerda la importancia de este entendimiento.
La Escritura en cuestión es: "Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe" (Santiago 2:24). Lejos de ser una contradicción, existe una profunda armonía entre las enseñanzas de Santiago y las del apóstol Pablo, quien enfáticamente declara: "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley" (Romanos 3:28).
El quid de la cuestión reside en el ámbito de la justificación. Pablo habla de la justificación ante Dios, la que nos otorga salvación y vida eterna, y que es recibida únicamente por la fe en la obra terminada de Jesucristo. Por otro lado, la enseñanza de Santiago apunta a la justificación ante los hombres.
Jesús mismo instruyó: "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mateo 5:16). Es evidente que son los hombres quienes observan nuestras acciones. Santiago ilustra esto con un ejemplo práctico: "Si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Santiago 2:15-17). La obra de proveer para el necesitado es palpable; es una acción que se realiza y se ve delante de los hombres.
La realidad es que los ojos humanos no pueden ver la justificación que Dios ha obrado en nuestro espíritu por la fe. La humanidad no puede ver la declaración de justicia divina que has recibido. El mundo te juzga o te aprueba basándose en lo que haces. Puedes proclamar a tus amigos: "Dios me ha justificado por medio de la fe en Cristo", pero tu testimonio solo tendrá peso y credibilidad cuando tus buenas obras se conviertan en la evidencia visible de una fe genuina.
El Peligro del Enfoque en el Fruto
Un error común en la iglesia moderna es poner el foco excesivamente en las obras y en la producción inmediata de fruto. Existe una presión por "ver buenas obras y verlas ahora mismo". No sorprende que tantos nuevos creyentes se sientan abrumados por expectativas inalcanzables, caigan en la autocondenación y, tristemente, se aparten de la fe.
¿Con qué frecuencia exigimos a los nuevos conversos que muestren un fruto maduro de la noche a la mañana? Esperamos que abandonen vicios, adopten un lenguaje perfecto y se conviertan instantáneamente en disciplinados guerreros de oración y estudio bíblico. Es como el padre impaciente que le exige a su hijo pequeño: "¿Dónde está tu barba, muchacho?". El joven, por mucho que se esfuerce, no puede forzar su crecimiento. Sin embargo, con el tiempo, por el simple hecho de ser hijo de su padre, la barba aparecerá. Es un proceso natural de la vida que seguirá creciendo, sin importar cuántas veces se afeite.
La verdad gloriosa es que una vez que el hombre ha sido justificado por la fe, una vez que ha nacido de nuevo, las buenas obras son la consecuencia natural e inevitable. Estas obras surgen de la comprensión de cuánto perdón y amor ha recibido de Dios. Este amor y perdón experimentado se desborda hacia los demás, cumpliendo lo que dice el apóstol: "Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Juan 4:19). Las obras pueden tardar, pero la gracia divina sembrada en el corazón "hará que abundéis en toda buena obra" (2 Corintios 9:8). Es por esto que el pastor Juan Carlos enfatiza la gracia con tanta firmeza. La gracia es la causa; las buenas obras son el efecto. Concéntrate en la causa (la gracia inmerecida) y los efectos (las obras) se manifestarán a su debido tiempo.
El Factor Tiempo: Los Ejemplos de Abraham y Rahab
Observemos los dos ejemplos de buenas obras que Santiago presenta como evidencia de la fe:
Abraham: "¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?" (Santiago 2:21).
Rahab: "De igual manera, ¿no fue también justificada por las obras Rahab la ramera, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?" (Santiago 2:25).
Es frecuente que estos ejemplos se citen erróneamente para exigir obras inmediatamente. Pero el factor que se ignora es el tiempo que transcurrió entre la justificación de estos personajes y la manifestación de sus obras.
Abraham fue justificado por la fe mucho antes del nacimiento de Isaac. La Escritura dice claramente: Dios lo sacó afuera, le mostró las estrellas y le prometió una descendencia incontable. "Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia" (Génesis 15:5–6). ¡Fue en ese momento que Abraham fue justificado! Isaac ni siquiera existía. Tuvieron que pasar años hasta que Isaac nació, creció y Abraham realizó la obra de ofrecerlo en el monte Moriah. ¡Hay un lapso de más de diecisiete años, si no más, entre su justificación y la obra citada! ¡Y aún así, esperamos que los nuevos creyentes produzcan obras de la noche a la mañana!
En cuanto a Rahab, la evidencia sugiere que ella ya era una creyente. Ella les confesó a los espías: "Sé que Jehová os ha dado esta tierra... Porque hemos oído cómo hizo secar Jehová las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos... No ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros; porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra" (Josué 2:9-11). Su declaración de que "Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra" es una confesión de fe poderosa. Ella había creído en Yahvé desde que escuchó acerca de la apertura del Mar Rojo, lo cual también ocurrió muchos años antes de que escondiera a los espías. Al igual que Abraham, hubo un considerable periodo entre su acto de fe (creer en el Señor como Dios supremo) y su obra.
Un último punto para quienes insisten en estos ejemplos es que las acciones en sí mismas, la ofrenda de Isaac (intento de homicidio) y el acto de Rahab (mentir), no son actos inherentemente morales bajo la ley. Esto demuestra que Santiago no estaba hablando de nuestra justificación ante Dios, ni de la base para recibir Sus bendiciones, sino de la evidencia visible de una fe ya existente. "¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?" (Santiago 2:22).
La Gracia que Restaura y Fructifica
Muchos de nosotros, a pesar de nuestras mejores intenciones, hemos tropezado, cometido errores y tomado malas decisiones. Es reconfortante saber que, a pesar de nuestros fracasos, Dios, en Su inmensa gracia, sigue siendo paciente.
Hay una hermosa Escritura que captura esta paciencia y amor incondicional: "La caña cascada no la quebrará, y el pábilo que humea no lo apagará, hasta que saque a victoria el juicio" (Mateo 12:20), una cita del profeta Isaías. Una caña cascada representa una flauta que ha perdido su melodía; un pábilo humeante es una mecha cuyo fuego está a punto de extinguirse. Amigo mío, cuando has perdido tu cántico, cuando tu pasión se está apagando, Dios no te quebrantará ni te desechará. Él nunca se dará por vencido contigo. Él te restaurará a la plenitud a través de Su amor y paciencia, para que la canción regrese a tu corazón. Él reavivará tu pasión por Él y Su gloria, simplemente al permitirte ver Su amor por ti.
Descubrirás, al igual que muchas de las personas que escriben al ministerio del pastor Juan Carlos, que al conocer y creer que has sido justificado solo por la fe, es solo cuestión de tiempo para que las buenas obras fluyan de ti, y vivas una vida que verdaderamente le glorifique. Simplemente, permite que tus raíces se hundan profundamente en el suelo saludable de Su gracia, y permanece en el brillante sol de Su amor, y Su gloriosa presencia y fruto en tu vida serán evidentes para todos.


La misión de la Asociación MAAM Costa Rica es edificar a los creyentes, profundizando su caminar con Cristo, para que disfruten de la Gracia que Dios nos ha dado.
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