¿Hay o no hay sufrimiento para el creyente?

Es una de las preguntas más difíciles que nos hacemos. La Biblia es muy clara al respecto: el sufrimiento es parte de la vida cristiana, pero no cualquier tipo de sufrimiento.

El apóstol Pablo y el mismo Jesús nos enseñan que el creyente está llamado a padecer, pero específicamente por causa de su fe.

• Pablo nos dice en Filipenses 1:29-30 que es un privilegio no solo creer en Cristo, sino también sufrir por Él.

• En 2 Timoteo 3:12, aclara que todo el que quiera vivir una vida piadosa en Cristo Jesús, será perseguido.

• Jesús lo confirma en Mateo 10:22, al decir que seremos perseguidos por su nombre.

Este tipo de sufrimiento se refiere a la persecución que viene de otros a causa de vivir una vida dedicada a Cristo y compartir el evangelio. Es importante entender que este sufrimiento no es lo mismo que las enfermedades graves, accidentes trágicos o la muerte prematura.

El sufrimiento de Job: ¿Puede sucederme a mí?

El caso de Job es un ejemplo clásico de sufrimiento en la Biblia, pero su historia es diferente a la nuestra. Él era un hombre justo que padeció una gran tragedia, pero a diferencia de nosotros hoy, él no tenía un mediador.

Job mismo anhelaba tener un mediador entre él y Dios. En Job 9:33, dice: "¡Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera unirnos!". Job no tenía a alguien que intercediera por él y pagara un rescate.

Pero la historia de Job no termina ahí. En el capítulo 33, Eliú profetiza sobre un mediador, alguien que libraría al hombre de la tumba. Esta profecía era la prefiguración de Jesucristo.

1 Timoteo 2:5-6 confirma que esta profecía se cumplió: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos".

¿Qué significa esto para nosotros?

A diferencia de Job, tú y yo sí tenemos un mediador. Jesús murió en la cruz para expiar nuestros pecados y nos hizo justos ante Dios. Él se convirtió en nuestro rescate.

La sangre de Cristo ha cancelado todos los derechos legales que el enemigo tenía en nuestra contra. Por eso, no tienes que vivir con el miedo de experimentar el sufrimiento de Job. Gracias a lo que Cristo hizo por ti, Dios te ha librado de descender al abismo.

En Jesús, puedes tener la seguridad de un futuro lleno de sus promesas, bendiciones y protección. ¡Así como dice el Salmo 23:6: "Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida"!