¿Es Automático el Perdón y la Salvación?

La salvación y el perdón sí son automáticos, pero la progresión de la vida cristiana es constante cada día.

SALVACIÓN

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales

9/20/20253 min read

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¿Es Automático el Perdón y la Salvación?

La pregunta fundamental sobre si el perdón y la salvación son automáticos para todos requiere una respuesta clara y cimentada en las Escrituras: ¡Absolutamente, sí!, pero la progresión de la vida cristiana es constante cada día.

Romanos 12:2 nos dice;

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Es vital comprender esta verdad con precisión. Si bien la obra redentora de Jesucristo en la cruz fue un pago completo y suficiente por el pecado de la humanidad, estableciendo un camino abierto y disponible, esta provisión universal no anula la necesidad de una decisión personal e individual para recibirla. Cada persona debe elegir activamente recibir el perdón de todos sus pecados al aceptar a Jesús como su Señor y Salvador personal.

Jesucristo, con Su vida, muerte, y resurrección, es el único camino hacia la salvación eterna. Su sangre derramada en el Calvario es el fundamento inmutable de nuestra redención, como declara la Escritura: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12). No existe, ni puede existir, una vía alternativa.

El Mandato de la Confesión y la Fe

La Palabra de Dios establece inequívocamente el proceso para recibir la vida eterna, eliminando cualquier duda sobre la necesidad de la fe activa:

Si confiesas con tu boca al Señor Jesús y crees en tu corazón que Dios lo ha levantado de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. Porque la Escritura dice: "El que cree en Él no será avergonzado". Porque no hay distinción entre judío y griego, porque el mismo Señor sobre todo es rico para todos los que lo invocan. Porque "todo el que invoque el nombre del Señor será salvo". —Romanos 10:9–13

Este pasaje es cristalino. La salvación se obtiene a través de una acción dual: creer en el corazón (la obra interna de la fe que nos justifica) y confesar con la boca (la declaración externa de esa fe, reconociendo a Jesús como Señor). No hay lugar para la ambigüedad en cuanto a cómo una persona se convierte en un creyente, naciendo de nuevo en Cristo Jesús.

La Seriedad de la Obediencia a la Palabra

Para ser salvo, es imperativo que confieses que Jesús es tu Señor y que creas firmemente en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. La resurrección es la prueba suprema de que el sacrificio de Jesús fue aceptado por el Padre y que Su poder para vencer al pecado y la muerte es real.

Cualquier enseñanza que sugiera que el pecado de todos es perdonado automáticamente, sin la necesidad de que la persona reciba a Jesús como Señor y Salvador, es, por lo tanto, bíblicamente inexacta y profundamente peligrosa. Tales doctrinas carecen de fundamento en las Escrituras y distorsionan la gracia de Dios, que requiere una respuesta de fe.

Como ha afirmado el pastor Juan Carlos, es fundamental predicar la verdad sin diluirla: No hay salvación sin la mediación de Jesús (1 Timoteo 2:5). No hay remisión ni perdón de pecados sin Su sangre purificadora (Hebreos 9:22). Y no hay seguridad del perdón sin el poder de Su resurrección (1 Corintios 15:17).

Añadamos una verdad bíblica adicional que subraya esta necesidad de acción por parte del individuo:

Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. —Efesios 2:8–9

La gracia es el don de Dios, pero se recibe "por medio de la fe". La fe es el conducto personal que activa ese don. Por lo tanto, el mensaje sigue siendo inalterable: la salvación es un don gratuito, pero requiere el acto de recibirlo a través de la fe y la confesión. Después inicia su vida cristiana renovándose cada día en la Palabra de Dios.