El Sufrimiento de Job y la Nueva Realidad en Cristo
Job no tuvo un Mediador, pero nosotros sí. Descubre por qué como creyente en Cristo no tienes que vivir con el miedo de sufrir como Job, gracias a Su rescate y expiación.
PROTECCIÓN
Pastor Juan Carlos Pérez Corrales
9/20/20253 min read
El Sufrimiento de Job y la Nueva Realidad en Cristo
La pregunta sobre si un creyente actual, que se encuentra en Cristo, puede experimentar el mismo nivel de sufrimiento que padeció Job es profundamente relevante. Job fue, sin duda, un hombre justo a los ojos de Dios, y su historia es un testimonio de la devastadora pérdida y el dolor incomprensible. Sin embargo, la perspectiva que el evangelio nos ofrece es radicalmente diferente y nos lleva a una conclusión llena de esperanza y seguridad: lo que le sucedió a Job no es algo que le sucederá a usted que está EN CRISTO hoy.
Esta afirmación se fundamenta en un elemento crucial que Job anhelaba, pero que nosotros ya poseemos: un mediador.
Job: El Anhelo de un Mediador
El profundo lamento de Job revela su desesperación por una conexión directa y segura con Dios, un puente que pudiera salvar la distancia impuesta por el sufrimiento. En su dolor, Job clamó: "Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera unirnos" (Job 9:33 NTV). Este deseo insatisfecho era el núcleo de su experiencia.
Afortunadamente, las palabras proféticas de Eliú en Job 33:23-25 señalan la llegada de este intercesor que Job tanto necesitaba. Este pasaje, mantenido en el texto original, describe al mediador y su obra redentora con una claridad sorprendente:
"Si hay un mensajero para él, un mediador, uno entre mil, para mostrar al hombre su rectitud, entonces él tiene misericordia de él, y dice: 'Líbralo de descender al sepulcro; He encontrado un rescate'; Su carne será joven como la de un niño, volverá a los días de su juventud".
El Mediador Revelado: Jesucristo
La descripción de Eliú no es una mera casualidad; es una prefiguración divina de lo que nuestro Señor Jesucristo haría y sería por nosotros en la plenitud de los tiempos. Él es el cumplimiento definitivo del "mediador, uno entre mil".
El Nuevo Testamento confirma inconfundiblemente esta verdad. Como afirma pastor Juan Carlos, Jesucristo es la respuesta al clamor de Job y la solución permanente para la humanidad. 1 Timoteo 2:5-6 declara con autoridad: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, para que se dé testimonio a su debido tiempo."
Aquí radica la diferencia fundamental: Job experimentó sus sufrimientos porque no tenía un mediador que lo representara perfectamente ante Dios y ofreciera un rescate completo. Pero hoy, usted y yo sí lo tenemos en la persona de nuestro Señor Jesús, quien voluntariamente murió en la cruz para expiar nuestros pecados y nos declara justos ante Dios.
Él no solo pagó el precio, sino que se convirtió en nuestro rescate (la palabra hebrea para rescate proviene de la raíz de la palabra kaphar, que significa "hacer expiación"). Su vida fue entregada como el precio total para liberarnos.
Rescate, Redención y Protección
Debido a la obra consumada de Cristo, el Padre Celestial puede declarar la liberación sobre la vida de todo creyente. Tomando la promesa de Eliú, Dios dice: "Porque he hallado rescate, libra a este hombre (tú y yo) de descender al sepulcro." Este rescate no es parcial; es total. La sangre expiatoria de Cristo ha cancelado todos los derechos legales que el enemigo pudiera haber tenido contra usted y su familia. Esto significa que la maldición, la aflicción y la condenación han sido legalmente removidas.
Para entender la magnitud de esta liberación, recordemos otras Escrituras que amplían la obra de Cristo:
Colosenses 2:13-14 (RVR60): "Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz." La deuda legal ha sido clavada y aniquilada.
Romanos 8:1 (NVI): "Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús." Esto no solo aplica al juicio final, sino también a la vida diaria; la condenación, el miedo al castigo y la expectativa de sufrimiento de Job han sido eliminados.
Al recibir plenamente por la fe todo lo que Su sacrificio perfecto ha logrado en la cruz, veremos cómo nos libera de "descender al abismo" o experimentar el mal en la manera que lo hizo Job. El sufrimiento puede estar en el mundo, pero nuestra posición y protección en Cristo es nuestra ancla.
Hoy, no tiene que vivir con el miedo de ser como Job. A diferencia de él, usted tiene un Mediador, Sumo Sacerdote y Abogado: Cristo Jesús. ¡En Él, usted puede esperar un futuro lleno de Sus promesas, bendiciones y protección (ver Salmos 23:6)!
Salmos 23:6 (NVI): "La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre."
¡La seguridad de su posición en Cristo es la diferencia entre la experiencia de Job y su vida como creyente hoy!


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