Dios ya no se acuerda de tus pecados
En este artículo, exploramos la imputación de la justicia, una verdad central de la fe cristiana. Descubre cómo la justicia perfecta de Cristo es atribuida a quienes creen, liberándonos de la necesidad de confiar en nuestras propias obras para ser aceptados por Dios. Un regalo de gracia que nos permite vivir con la conciencia tranquila y descansar en su amor.
PERDÓN
Pastor Juan Carlos Pérez Corrales
8/23/20254 min read
Imputación de la justicia #1
La imputación de la justicia a través de la fe se aplica incluso a la persona impía (es decir, un gentil) que, sin haber cumplido con las obras de la Ley, cree en Cristo. En este caso, su fe se le considera como justicia, del mismo modo que le fue considerada a Abraham.
Si Abraham fue justificado por la fe y no por las obras de la Ley, ¿cómo pueden los judíos pensar que pueden alcanzar la justificación de Abraham a través de sus propias obras?
Por lo tanto, la Ley no es necesaria, ya que una persona impía es justificada ante Dios por la fe solamente.
(Tomado de Ambrosiaster, en su comentario sobre las Epístolas de Pablo, Romanos 4:5)
Imputación de la justicia #2
La imputación funciona en dos vías: no solo se nos imputa la justicia de Cristo a través de la fe, sino que nuestro pecado también le fue imputado a Él. De esta manera, Cristo pudo pagar nuestra deuda por el pecado ante Dios. Aunque Él no tenía ningún pecado, nuestro pecado le fue atribuido.
La justicia de Dios imputada es una doctrina teológica central en el cristianismo. Sostiene que la perfecta justicia de Jesucristo es atribuida al creyente, lo que lo hace justo y aceptable a los ojos de Dios. Esta doctrina se basa en la premisa de que los seres humanos son pecadores por naturaleza y no pueden alcanzar la justicia por sus propios méritos u obras. Sin embargo, por medio de la fe en Jesucristo, los creyentes participan en la justicia de Cristo, lo que les permite ser aceptados por Dios.
Esta doctrina contrasta con la justicia propia, la cual sugiere que los seres humanos pueden alcanzar la justificación por sus propios esfuerzos y méritos, creyendo que las buenas obras pueden ganar el favor de Dios.
La imputación de la justicia es un concepto fundamental en el cristianismo protestante. Se fundamenta en las enseñanzas del apóstol Pablo, quien escribió que "todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Romanos 3:23), y que "por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8-9).
Las implicaciones de esta doctrina son significativas para la vida cristiana. Una de ellas es que los cristianos no necesitan intentar ganarse la salvación a través de sus obras, sino que pueden descansar en la justicia de Cristo, la cual ya les ha sido dada como un regalo. Otra implicación importante es que los cristianos pueden vivir con una conciencia libre, sabiendo que sus pecados han sido perdonados y que son considerados justos ante los ojos de Dios.
Imputación de la justicia #3
“No es tu obediencia la que te hace justo ante Dios, sino la justicia de Jesús que te es imputada por fe”.
La justificación que recibimos ante Dios no se debe a nuestra obediencia, sino a la perfecta obediencia de Jesús que nos es imputada por fe. Este regalo lo recibimos el día que fuimos salvos por gracia, al confesar con nuestra boca que Jesucristo es el Señor y que Dios Padre lo levantó de entre los muertos (Romanos 10:8-10).
No podemos confiar en nuestras propias acciones u obras para alcanzar la justificación, ya que es Dios mismo quien nos justifica gratuitamente a través de la sangre perfecta de Jesús (Romanos 8:33) y por Su obra redentora en la cruz (Juan 19:30).
Aunque nuestra obediencia es importante, no es lo que determina nuestra posición de justicia ante Dios. Es la fe en la justicia imputada de Jesús lo que nos hace justos a los ojos de Dios. Él resucitó para nuestra justificación, lo que nos permite ser justificados gratuitamente (Romanos 4:25).
Este entendimiento nos invita a confiar plenamente en la gracia que nos fue dada como un regalo, en lugar de depender de nuestras propias fuerzas para obtener la salvación o las bendiciones de Dios. ¡Ninguna obediencia humana podrá superar la obediencia perfecta y sin pecado de Jesús! (Filipenses 2:6-11), la cual se nos fue entregada gratuitamente como un regalo de gracia.
El apóstol Pablo lo explica de esta manera: "Al que no conoció pecado (Jesús), (Dios) por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21). En otras palabras, Dios nos declara inocentes por medio de Cristo y nos ve como la justicia de Dios en Él.
A continuación, otro pasaje de Romanos que aclara esta doctrina: Romanos 3:22-26
22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen en Él. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia (ya) son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 25 Dios lo ofreció como un sacrificio para obtener el perdón de pecados, el cual se recibe por la fe en su sangre. Así demostró su justicia, porque a causa de su paciencia, había pasado por alto los pecados pasados. 26 Lo hizo para demostrar en el tiempo presente su justicia. De este modo, Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.
Imputación de la justicia #4
La fe en Cristo le es considerada como justicia a una persona impía (un gentil), incluso sin las obras de la Ley, tal como le sucedió a Abraham.
¿Cómo pueden entonces los judíos creer que son justificados por las obras de la Ley, cuando Abraham fue justificado únicamente por la fe?
Por lo tanto, la Ley no es necesaria, ya que una persona impía es justificada ante Dios por medio de la fe sola.
(Tomado de Ambrosiaster, Comentario sobre las Epístolas de Pablo, Romanos 4:5)


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