Confesión de Liberación y Renuncia al Pecado Sexual

Citas Bíblicas

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Confesión de Liberación y Renuncia al Pecado Sexual

  • Renuncio a todo pecado sexual con el que haya estado involucrado en el pasado, incluyendo fornicación, masturbación, pornografía, perversión, fantasía y adulterio, en el nombre de Jesús.

  • Rompo toda maldición de adulterio, perversión, fornicación, lujuria, incesto, violación, abuso, ilegitimidad, promiscuidad y poligamia, en el nombre de Jesús.

  • Ordeno a todo espíritu de lujuria y perversión que salga de mi estómago, mis genitales, mis ojos, mi mente, mi boca, mis manos y mi sangre, en el nombre de Jesús.

  • Presento mi cuerpo al Señor como un sacrificio vivo (Romanos 12:1).

  • Mis miembros son de Cristo y no dejaré que sean los miembros de una ramera (1 Corintios 6:15).

  • Desato el fuego de Dios para quemar toda lujuria impura de mi vida, en el nombre de Jesús.

  • Rompo todo vínculo impío de mi alma con antiguos amantes y parejas sexuales, en el nombre de Jesús.

  • Echo fuera todo espíritu de soledad que me pudiera llevar a relaciones sexuales impías, en el nombre de Jesús.

  • Ordeno a todo espíritu hereditario de lujuria que venga de mis antepasados a que salga, en el nombre de Jesús.

  • Ordeno a todo espíritu de hechicería que obre con la lujuria que huya, en el nombre de Jesús.

  • Tomo autoridad sobre mis pensamientos y ato a todo espíritu de fantasía y de pensamientos lujuriosos, en el nombre de Jesús.

  • Echo fuera a todo espíritu de lujuria destructora de matrimonios que pueda romper mi pacto, en el nombre de Jesús.

  • Echo fuera y me libero de todo cónyuge espiritual y espíritus de íncubos y súcubos, en el nombre de Jesús.

  • Echo fuera todo espíritu de perversión, incluyendo a los espíritus moabitas y amonitas de lujuria, en el nombre de Jesús.

  • Recibo un espíritu de santidad en mi vida para caminar en pureza sexual, en el nombre de Jesús (Romanos 1:4).

  • Me libero del espíritu de este mundo, de los deseos de la carne, de los deseos de los ojos y de la vanagloria de la vida. Venzo al mundo con el poder del Espíritu Santo (1 Juan 2:16).

  • Soy crucificado con Cristo y mortifico mis miembros, no dejo que el pecado reine en mi vida y no obedezco su lujuria (Romanos 6:6-12).