Cómo Orar Oraciones Poderosas (Parte 1/3)

man facing clouds during golden time
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La Autoridad Que Posees en Cristo

Como creyente en Jesucristo, debes saber que ya tienes una autoridad delegada por Dios. Esta es una verdad fundamental de la fe cristiana:

"He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará." (Lucas 10:19, Reina-Valera 1960)

Esta autoridad te permite enfrentar las adversidades con la certeza de que tus palabras tienen peso en el ámbito espiritual. Cuando oras con fe, estás ejerciendo un dominio que se te ha otorgado a través de la obra redentora de Jesús en la cruz.

Si en algún momento sientes que tu respuesta no es tan inmediata o rápida, no te desanimes ni te rindas. Mantente firme y continúa orando utilizando la autoridad que Dios te ha conferido. El problema o la circunstancia que te agobia inevitablemente tendrá que ceder ante la Palabra de Dios declarada con fe.

Cree Firmemente Que Dios Está de Tu Lado

Imagina el impacto que puedes lograr a través de la oración. Piensa en poder orar y ver cómo un ser querido alcanza la sanidad. Visualiza orar para que esa relación tensa se suavice y se restaure por completo. Reflexiona sobre orar y experimentar el favor divino en tu trabajo, cerrando ese acuerdo crucial o consiguiendo el ascenso que necesitas. ¡Sería verdaderamente maravilloso!

Debido al sacrificio perfecto de Jesús en la cruz, Dios te escucha con atención y está dispuesto, más que listo, para enviar Su provisión abundante a tu situación. Es vital que comprendas y creas con todo tu corazón que tu Padre celestial está incondicionalmente de tu lado.

Hace dos mil años, Jesús resolvió en la cruz todo aquello que se interponía entre el hombre y las oraciones respondidas: el pecado. Gracias a Su sacrificio y muerte, ahora tienes acceso directo y sin barreras al trono de la gracia de Dios y a todas las bendiciones que te son necesarias en esta vida, incluyendo la salud, la sanidad, la provisión, el favor y la protección.

"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:16, Reina-Valera 1960)

Hoy, cuando elevas tu oración, debido a la obra de Jesús, Dios te escucha y anhela derramar Su suministro sobre ti. Cuando el leproso le dijo a Jesús: "Si quieres, puedes limpiarme", la respuesta del Señor fue: "Quiero; sé limpio" (Marcos 1:40-41). De igual modo, Dios te afirma en este día: "¡Yo estoy dispuesto! ¡Estoy dispuesto a proveerte, a sanarte, a protegerte y a rodearte con Mi favor! ¡Prepárate para recibir el suministro que proviene del cielo!"

Comprender que Dios te ama, está contigo y te provee es el fundamento para experimentar tus avances y recibir las respuestas a tus peticiones.

Querido amigo, Dios no es el obstáculo para que tus oraciones sean contestadas. En realidad, tienes un adversario que te aborrece y cuyas fuerzas intentan obstruir que la provisión y la sanidad de Dios se manifiesten en tu vida. Pero quiero que sepas que el enemigo y sus legiones no pueden prevalecer contra ti cuando aprendes a creer correctamente acerca de quién es Dios, de lo que Jesús ha cumplido en tu favor y de lo sencillo que Él ha dispuesto tu camino hacia la victoria.

Considera la Oración a la Manera de Dios

Permítame compartir contigo un principio crucial: los caminos de Dios son a menudo contrarios a los caminos del hombre. Si observas cómo el mundo promueve el éxito, te darás cuenta de que se enseña a ser fuerte, seguro de sí mismo y astuto para destacar. Sin embargo, Dios te instruye:

"Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo." (1 Pedro 5:6, Reina-Valera 1960)

A lo largo de las Escrituras, se evidencia cómo Dios utiliza personas y elementos que la humanidad considera débiles, necios o insignificantes para llevar a cabo milagros y manifestar Su gloria:

"Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte." (1 Corintios 1:26-27, Reina-Valera 1960)

De manera similar ocurre con la oración. La mentalidad humana a menudo sugiere que se debe convencer a Dios activamente, mediante un gran esfuerzo o una intensa "lucha" por tu parte, para que Él actúe y te bendiga. Puede que hayas escuchado frases como: "Este es un problema muy grande y serio, por lo tanto, debemos orar con gran esfuerzo, (quizás de manera prolongada o muy ruidosa) de rodillas ante Dios". Surge la pregunta: ¿de dónde provienen tales ideas sobre la oración?

¿Cómo quiere Dios que comprendas la oración?

Cuando se trata de entender la oración y cómo orar, Jesús es, sin duda, tu modelo supremo. Observa Sus oraciones que produjeron grandes milagros: fueron mandatos o declaraciones breves y simples.

  • En la sinagoga, al ver a un hombre con una mano seca, Jesús simplemente ordenó: "Extiende tu mano" (Lucas 6:10).

  • Ante la hija muerta de Jairo, el Señor solo pronunció dos palabras en arameo: "Talitha, cumi", que se traduce como: "Niña, a ti te digo, levántate" (Marcos 5:41).

  • En la alimentación de los 5.000, la Biblia narra que Él tomó los cinco panes y los dos peces, elevó la mirada al cielo, los bendijo y los partió, para luego entregarlos a Sus discípulos para la distribución (Mateo 14:19).

¿Qué patrón notas en estos ejemplos? Las oraciones de Jesús que generaron milagros extraordinarios a favor de las personas fueron mandatos o declaraciones concisas, sencillas y de inmenso poder.

Esto te enseña que la oración poderosa a la manera de Dios no reside en la extensión ni en la intensidad del esfuerzo humano, sino en la fe sencilla que declara con autoridad lo que ya se ha provisto en Cristo.

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales