24 de octubre

La Adoración Genera una Transformación Duradera

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales

A wooden bowl filled with white flowers on top of a bed
A wooden bowl filled with white flowers on top of a bed

La Adoración Genera una Transformación Duradera

"Ella ha venido de antemano a ungir Mi cuerpo para el entierro. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio en todo el mundo, lo que esta mujer ha hecho también le será contado en memoria". Marcos 14:8–9

Respecto al valor que le otorgamos a Jesús, el pastor Juan Carlos Pérez Corrales desea compartir un concepto poderoso que fomentará el crecimiento de su relación con el Señor y producirá una transformación permanente en su vida.

En el Antiguo Testamento, la ofrenda quemada se presentaba en tres tamaños (grande, mediano y pequeño), tal como se describe en Levítico 1:1-17. Las personas adineradas ofrecían un buey costoso; aquellos con ingresos promedio, un cordero; y los pobres, un par de palomas o tórtolas, que eran más fáciles de conseguir.

A pesar de que el tamaño de las ofrendas variaba, su valor ante Dios era idéntico y todas eran aceptables para Él. Esto se debe a que todas representaban el único sacrificio definitivo y perfecto de Su Hijo amado. Por lo tanto, sin importar si era un buey, un cordero o un par de tórtolas, todos los sacrificios eran aceptados, se les daba muerte y su sangre se derramaba para efectuar la expiación por los pecados de quienes ofrecían el sacrificio.

¿Cuál es el significado de esta enseñanza para nosotros? Estos tres sacrificios animales simbolizan nuestra apreciación actual por Jesús y la obra que Él completó. Por ejemplo, muchos creyentes tienen una revelación de Jesús comparable al tamaño de un cordero. Ellos saben que Jesús es el Cordero de Dios cuya sangre ha purificado sus pecados pasados.

Luego existen algunos cristianos cuya revelación de Jesús es del tamaño de una paloma. Simplemente lo ven como el Hijo de Dios que descendió del cielo para morir por los pecados de la humanidad.

Y finalmente, están los creyentes que poseen una profunda revelación de Jesús y de Su sangre purificadora, comparable al tamaño de un buey. Dado que el buey era el sacrificio más caro de los tres, estos creyentes son espiritualmente ricos porque tienen una comprensión amplia y profunda de quién es Jesús, el poder de Su sangre, y cómo los ha limpiado de todos sus pecados.

Así como los tres tipos de sacrificios eran aceptables para el Señor, todos los creyentes somos aceptados a Sus ojos, sin importar la profundidad de nuestra revelación o la manera en que valoramos.