23 de octubre

Conozca sus derechos del nuevo pacto en Cristo

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales

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Conozca sus derechos del nuevo pacto en Cristo

El pasaje comienza citando un lamento de Dios en Oseas 4:6: "Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento."

Es de vital importancia que los creyentes de hoy entiendan que se encuentran bajo el nuevo pacto de la gracia inmerecida de Dios y que ya no están regidos por la ley. La falta de conocimiento sobre este nuevo pacto y todos los beneficios que Jesús aseguró con su sacrificio en la cruz es lo que causa derrota a muchos creyentes bienintencionados.

Aunque algunos puedan cuestionar la búsqueda de "beneficios" al creer en Jesús, el salmista, el rey David nos recuerda la voluntad de Dios al respecto: "Bendice, alma mía, al Señor; y todo lo que está dentro de mí, ¡bendito sea su santo nombre! Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides todos sus beneficios: el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades, el que redime tu vida de la destrucción, el que te corona de misericordia y de tiernas misericordias, el que sacia tu boca de bienes, para que tu juventud se renueve como la del águila" (Sal. 103:1–5).

Este es el deseo de Dios: que sus hijos recuerden y disfruten de todos los beneficios que la sangre de Jesús les ha procurado. Él anhela vernos gozar de cada bendición y favor en este nuevo pacto de Su gracia. Estos beneficios incluyen: el perdón de pecados, la salud, la protección divina, el favor, las cosas buenas y la renovación de la juventud.

Todos estos son regalos valiosos del Señor, y le produce gran alegría vernos prosperar y disfrutar de ellos. Lamentablemente, la falta de conocimiento acerca de lo que Jesús ha logrado en la cruz impide a muchos creyentes disfrutar plenamente de estos dones y beneficios.

Esto se ilustra con la triste historia de una anciana empobrecida y moribunda. En su humilde hogar, tenía enmarcado un papel amarillento que guardaba como recuerdo de un antiguo empleador rico, sin saber leer su contenido. El visitante se dio cuenta de que el documento era el testamento de aquel hombre, nombrándola a ella como única heredera de toda su vasta fortuna y propiedades. Durante casi 50 años, la señora vivió en la miseria y el trabajo duro, cuando en realidad era dueña de una gran riqueza, todo debido a su ignorancia sobre el contenido de aquel papel.

Esta historia, aunque triste, es aún más trágica cuando se compara con la vida de los creyentes que, por falta de conocimiento, no aprovechan la herencia que Jesús les dejó al morir en la cruz.

Hoy, lo que los creyentes necesitan no es más legislación, sino una revelación y una apreciación más profunda de Jesús y de Su obra terminada. Dios se lamentó: "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento" (Oseas 4:6).

No debemos ser parte de ese grupo. Más bien, debemos ser un pueblo lleno del conocimiento de Jesús, de Su persona, Su amor y Su obra ya completada.

No permitamos que la ignorancia nos siga robando. ¡Es hora de descubrir y apropiarse de todos nuestros derechos del pacto en Cristo!