15 de octubre

Compañerismo Íntimo con Jesús

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales

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Compañerismo Íntimo con Jesús

Pero el que está unido y unido al Señor es un espíritu con Él. 1 Corintios 6:17 AMP

Deseo compartir algo que, con la gracia de Dios, llene tu corazón de gran calidez al contemplar cada vez más a Jesús. La palabra clave es comunión, la cual describe exactamente la relación que nuestro Señor anhela tener con nosotros. El apóstol Pablo escribió sobre esto:

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque nosotros, aunque somos muchos, somos un solo pan y un solo cuerpo; porque todos participamos de ese único pan. Observad a Israel según la carne: ¿No son participantes del altar los que comen de los sacrificios? —1 Corintios 10:16–18

En el idioma griego original, la palabra traducida como comunión es koinonía, que significa "participación en común" o "compañerismo". Pero también lleva la connotación de una participación íntima, comparable a la profunda intimidad que existe entre un esposo y una esposa, cuando comparten pensamientos y acciones desconocidas para el resto del mundo. ¡Qué concepto tan maravilloso!

Cada vez que participas de la Santa Cena (la Comunión), estás viviendo un momento de profunda intimidad con el Señor. Es un tiempo que dedicas para recordar a tu Novio celestial, Aquel que te amó tanto que se entregó por ti (como dice en Efesios 5:25). Es una oportunidad para correr hacia Él, perderte en Su presencia y permitir que Su amor perfecto disipe todo miedo que pueda estar afectándote.

Él conoce los temores más ocultos de tu corazón cuando ves síntomas en tu cuerpo. Él es consciente de las preocupaciones que te abruman cuando los médicos te hablan de posibles complicaciones a largo plazo, de los efectos secundarios del tratamiento y de su elevado costo económico. Por eso, corre a Su lado y deposita sobre Él todas tus ansiedades, inquietudes y preocupaciones, porque Él tiene un profundo afecto por ti y te cuida con gran esmero (1 Pedro 5:7).

Mientras te tomas ese momento para tener comunión con Él y recordarlo a través de este acto sagrado, sucede algo poderoso: te conviertes en un participante íntimo de los beneficios de Su cuerpo y Su sangre.

Tal como aquellos que comían de los sacrificios se convertían en "participantes del altar" (1 Corintios 10:18), cuando comes el pan y bebes la copa, te vuelves partícipe de todo lo que Jesús logró en la cruz. Beber la copa es tener comunión y participación en la sangre de Cristo (1 Corintios 10:16). Y al comer del pan partido, estás participando en el cuerpo de Cristo que fue entregado por ti (1 Corintios 10:16 NVI).

Pero el que está unido y unido al Señor es un espíritu con Él. 1 Corintios 6:17