15 de noviembre

Un Encuentro con Su Amor

“¿Estás cansado? ¿Desgastado? ¿Agotado por la religión? Ven a mí. Sal conmigo y recuperarás tu vida. Te mostraré cómo descansar de verdad. Camina conmigo y trabaja conmigo, mira cómo lo hago. Aprende los ritmos no forzados de la gracia. No te impondré nada pesado o que no te quede bien. Hazme compañía y aprenderás a vivir libre y ligeramente.” (Mateo 11:28-30, El Mensaje)

Existe la creencia errónea de que quienes viven constantemente de fiesta, bebiendo o consumiendo drogas, están disfrutando de la vida al máximo. Hollywood y los medios de comunicación han glorificado y vendido la imagen de que el estilo de vida de "vive el momento sin consecuencias" (YOLO) es atractivo y despreocupado.

Sin embargo, al mirar de cerca, se revela la profunda infelicidad y depresión que sufren las personas atrapadas en un estilo de vida de pecado. Nuestros jóvenes y adolescentes son bombardeados a diario con estas imágenes en redes sociales, películas y programas de televisión, donde estas conductas no solo se toleran, sino que se celebran. Nuestros hijos se enfrentan a esta realidad en la escuela y en sus dispositivos móviles.

Ante esto, muchas iglesias han respondido argumentando que deben predicar más sobre la ley de Moisés, el arrepentimiento y el carácter. Pero, ¿qué es lo que escucha realmente esta generación al oír esos mensajes?

Un testimonio de una mujer llamada Melissa, que luchaba con un estilo de vida destructivo, nos da una idea clara de lo que perciben los jóvenes. Ella creía que no podía acercarse a Dios ni a la iglesia porque, según quienes la rodeaban, estaba condenada: "Vas a ir al infierno por tus decisiones y por cómo estás viviendo. Dios está enojado y disgustado contigo, y no te va a bendecir". Al escuchar esto constantemente, su creencia sobre Dios era que no había forma de que pudiera acercarse a Él.

No es de extrañar que algunas iglesias estén perdiendo a la próxima generación. Los jóvenes perciben un Dios enojado y caprichoso, esperando una oportunidad para castigarlos y enviarlos a la condenación eterna. Las iglesias a menudo proclaman: "Amamos al pecador, pero odiamos el pecado". En la práctica, sin embargo, quienes luchan con estilos de vida pecaminosos solo escuchan "ODIAMOS EL PECADO", lo cual, comprensiblemente, equiparan con "TE ODIAMOS", y por ello se mantienen lejos de la iglesia. Esto, de ninguna manera, es el Evangelio.

El Evangelio, por el contrario, se manifiesta en el amoroso acercamiento de Jesús a la mujer en el pozo que había tenido cinco esposos y vivía con otro hombre sin estar casada. Se ve en el rescate de la mujer sorprendida en adulterio, salvándola de la turba religiosa que quería apedrearla hasta la muerte. Observamos que Jesús siempre se sintió cómodo con aquellos atrapados en el pecado, tanto que los líderes religiosos lo ridiculizaban y lo llamaban amigo de los pecadores (Mateo 11:19). Él nunca se dejó intimidar por sus críticos, y solo un encuentro con Su amor y gracia bastaba para transformar a los pecadores permanentemente, de adentro hacia afuera.

Estimado amigo, esta es la revolución de la gracia. Nuestro Señor nunca apoyó los estilos de vida pecaminosos de las personas; simplemente los hizo conscientes de Su amor profundo y personal por ellos. Una vez que experimentaban Su amor, recibían el poder para salir de la prisión del pecado, la adicción y la esclavitud. La mujer del pozo se convirtió en evangelista en su ciudad, llevando a muchos a conocer a Jesús. La mujer sorprendida en adulterio se marchó con el regalo de no ser condenada y el poder de no pecar más. Mientras que los religiosos evitaban activamente al pecador, Jesús lo perseguía activamente.

La gloriosa gracia de Dios abre las puertas de la prisión para quienes están atrapados. Él te ha dado el poder para salir libre hoy. ¡Acepta Su profundo amor por ti y serás libre!