14 de octubre

La Palabra Escrita como Escudo contra las Adversidades

Pero la justicia de la fe habla . . . Pero, ¿qué dice? "La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón" (es decir, la palabra de fe que predicamos). Romanos 10:6, 8

Permítanme ilustrarles cómo pueden utilizar activamente las Sagradas Escrituras (la Palabra escrita) para contrarrestar las agresiones y temores infundidos por el enemigo.

Imaginemos, por ejemplo, que al ir camino al trabajo, escucha en la radio que "una de cada cinco mujeres desarrollará esta enfermedad antes de cumplir los cuarenta". En ese instante, la respuesta que debe dar es: "Está escrito: 'Ciertamente él te librará de la trampa del cazador y de la peligrosa pestilencia'" (Salmo 91:3). Al declarar esto, usted está levantando un escudo de fe, liberando un poder que afirma que, sin importar los pronósticos mundanos, su Dios tiene la capacidad de liberarlo de cualquier enfermedad mortal.

Otro caso donde puede invocar la Palabra escrita es si su mente se ve asaltada por imágenes aterradoras de morir prematuramente, dejando a su familia desamparada. Es crucial que en ese momento hable las promesas de Dios contra esos miedos. Declare con firmeza: "Escrito está: 'Larga vida le saciaré y le mostraré mi salvación'" (Salmo 91:16).

Quizás se enteró de un conocido que falleció en un accidente y ahora usted teme que le suceda lo mismo. Amigo mío, esa es una clara flecha de miedo lanzada por el enemigo. Aunque desconocemos las creencias de otros, solo somos responsables de nuestra propia fe y vida.

Del mismo modo, si en su familia ha habido casos de ciertas enfermedades (como diabetes, problemas cardíacos, etc.) y el enemigo le atormenta con el pensamiento de que usted inevitablemente las padecerá, ¡este es el momento de reaccionar! Levántese y proclame esta declaración de fe: "Mil caerán a mi lado y diez mil a mi diestra, pero NO se acercarán a mí" (Salmo 91:7). Que algo ocurra "a tu mano derecha" implica estar extremadamente cerca. Por lo tanto, aunque una desgracia pueda afectar a alguien cercano, no permita que el miedo lo paralice. ¡Declare la Palabra escrita de Dios!