05 de noviembre

Cambia tus palabras, cambia tu vida

brown bare tree under cloudy sky
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Cambia tus palabras, cambia tu vida

Pon guardia, oh Señor, sobre mi boca; vigila la puerta de mis labios. (Salmos 141:3)

¿Sabes cuál es la antítesis de hablar bien? Es maldecir.

Cuando Jesús pronunció una "maldición" sobre la higuera, no usó esa palabra. Simplemente declaró: "Que nadie coma de ti más fruto" (Marcos 11:14). Al día siguiente, la higuera se había secado, y Pedro lo señaló: «¡Rabí, mira! La higuera que maldijiste se ha secado» (Marcos 11:21).

Jesús no corrigió a Pedro, porque este tenía razón: las palabras negativas tienen el poder de una maldición. ¡Espero que captes esta verdad! Muchas personas se maldicen a sí mismas y a quienes las rodean de manera involuntaria, debido al flujo constante de palabras tóxicas que emiten: derrota, ira, amargura y queja.

Proverbios 18:21 declara: «Muerte y vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.»

¡Cambia tus palabras y cambiarás tu vida! Reemplaza las declaraciones negativas con la gracia, el amor y el poder de Dios.

Nota un detalle crucial del incidente de la higuera: no se marchitó al instante. Cuando Jesús habló, la muerte comenzó en sus raíces antes de manifestarse en sus hojas. De igual forma, no te desanimes si hablas a tu desafío y no ves un cambio inmediato. ¡Cree que estás atacando la raíz del problema y que la manifestación externa de tu fe ya viene en camino!

«... porque por fe andamos, no por vista.» (2 Corintios 5:7)

Te animo a que abras tu boca y proclames la Palabra de Dios sobre cualquier situación por la que estés creyendo. La Biblia nos recuerda el poder de la sangre de Jesús. Al igual que el Éxodo 12:13 describe: "Y cuando vea la sangre, pasaré de largo; y la plaga no estará sobre ti para destruirte...", la sangre de Cristo nos ha asegurado la liberación. La presencia de la sangre es la prueba de una muerte ya ocurrida y de un pago ya efectuado.

Hoy podemos estar firmes sobre el fundamento inquebrantable de las promesas de Dios, porque el Cordero fue sacrificado en el Calvario, y Su sangre está en los postes de nuestra vida. Podemos declarar con plena seguridad que ninguna plaga, muerte, castigo, daño o mal puede acercarse a nuestra morada. ¡Tenemos esta maravillosa seguridad y paz gracias a la obra completa y eficaz de Jesús! Amén.