01 de octubre

Sólo la Gracia Trae Esperanza y Sanidad

Pastor Juan Carlos Pérez Corrales

photo of woman standing on cliff
photo of woman standing on cliff

Solo la Expiación de Cristo Satisface a Dios

. . . si alguno peca, tenemos un abogado para con el Padre, Jesucristo el justo. Y Él mismo es la propiciación por nuestros pecados. . . 1 Juan 2:1–2

Hoy en día, la comunidad judía celebra el Yom Kippur, conocido como el Día de la Expiación, un día tradicionalmente dedicado a buscar el perdón por los propios pecados. Sin embargo, para quienes creemos en Cristo, esta significativa celebración halla su pleno cumplimiento en Jesús y en la obra redentora que consumó en la cruz. Gracias a Su sacrificio perfecto, la expiación por todos nuestros pecados ya ha sido completada de manera absoluta. Por esto, cuando llegamos a pecar, la certeza que nos sostiene es que "tenemos un Abogado para con el Padre, Jesucristo el justo. Y Él mismo es la propiciación por nuestros pecados".

Es crucial notar que el pasaje no condiciona la presencia de nuestro Abogado al arrepentimiento, sino que declara que si "alguno peca, tenemos un abogado para con el Padre". En el mismo instante en que un creyente comete un error, nuestro Abogado, Jesucristo, intercede de inmediato por él, brindándole protección y mediación.

Entonces, ¿cuál es el rol del arrepentimiento?

La palabra griega para "arrepentimiento" es metanoia, que significa esencialmente cambiar de mente o de perspectiva. Un ejemplo de esto es pasar de considerar a Jesús simplemente como un buen maestro a creer firmemente que Él es el Hijo del Dios viviente, quien ofreció Su vida por nuestros pecados y resucitó victoriosamente al tercer día, aceptándolo gozosamente como nuestro Salvador personal.

El arrepentimiento bíblico se distancia por completo de la noción de auto-castigo o penitencia física como medio para pagar por los pecados. No debemos convertir la expiación en una obra humana. No necesitamos escaladas extenuantes ni castigos corporales para limpiar nuestros pecados. Ningún esfuerzo personal, por muy intenso que sea el llanto o el auto-castigo, puede expiar nuestra culpa. La verdad es que la pena total por nuestros pecados ya fue recibida completamente por Jesús en Su cuerpo. Solo Su obra consumada tiene el poder de satisfacer plenamente y por completamente toda la justicia de Dios, quedando Dios mismo satisfecho con Jesús. Por lo tanto, el llamado es a cambiar de mentalidad y a simplemente creer y aceptar únicamente que solo Jesús es la única propiciación válida por nuestros pecados.