Mirando a Jesús

Mirando a Jesús

… corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, mirando a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe... Hebreos 12:1-2

¿Alguna vez has deseado ardientemente una existencia que trascienda lo mundano y lo habitual? La buena noticia es que puedes alcanzarla. Es posible habitar en la esfera de lo extraordinario, e incluso de lo imposible, a través de la maravillosa y dinámica obra del Espíritu Santo. La clave fundamental para acceder a este poder divino es mantener tu atención y enfoque fijos en Jesús, quien no solo inició nuestra fe, sino que también la perfecciona.

La vida del apóstol Pedro nos ofrece un testimonio impactante de este principio. Él, un hombre con debilidades y virtudes como cualquiera de nosotros, fue capaz de realizar lo impensable: ¡caminar sobre las aguas turbulentas! Este milagro fue posible mientras sus ojos permanecieron puestos en Jesús. En ese instante de enfoque inquebrantable, el Espíritu Santo fue libre para manifestar Su poder a través de él. Sin embargo, la lección crucial llegó cuando Pedro desvió su mirada. Al concentrarse en la realidad natural de la tempestad, los vientos feroces y las olas gigantescas (como se narra en Mateo 14:30), la duda se infiltró en su corazón.

"El Señor está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan con sinceridad." Salmos 145:18

La lógica humana y el miedo susurran mentiras similares a las que el adversario le habrá dicho a Pedro: "Esto es irreal. ¡Estás a punto de fracasar! Mira lo que te rodea". En el instante en que Pedro cedió a esa lógica y apartó sus ojos del Señor para fijarlos en sus circunstancias naturales, el miedo tomó control y el hundimiento fue inevitable.

Amado creyente, es vital que comprendas esta verdad: la activación del Espíritu de Dios en tu vida está directamente ligada a tu continua y deliberada mirada a Jesús. No permitas que tu visión sea capturada por la magnitud de tus problemas, ya sean olas de 10 pies de enfermedad, deudas abrumadoras, o una profunda depresión.

"Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento." Salmo 23:4

En lugar de enfocarte en la tormenta, elige activamente mantener tus ojos en el rostro del Señor. Al meditar constantemente en Su inmensurable gloria, Su inagotable gracia y Su perfecta obra consumada en la cruz, una fe inquebrantable comenzará a surgir y a fortalecerte desde tu interior (Romanos 10:17 nos dice que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios). Al hacerlo, serás testigo de cómo Su Espíritu te reviste y te empodera con Su sabiduría sobrenatural, Su fuerza inagotable y Sus recursos ilimitados, capacitándote para caminar en victoria y triunfo sobre cualquier adversidad que se levante.

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece." Filipenses 4:13