14 de noviembre

Bendecidos Para Ser Una Bendición

Te haré una gran nación; Te bendeciré y engrandeceré tu nombre; y serás una bendición. (Génesis 12:2)

No se equivoquen al respecto: Dios quiere que tengamos éxito. Sin embargo, Él no quiere un éxito que nos termine por aplastar. Seguramente usted ha escuchado muchas historias de personas que, al recibir una ganancia inesperada—una gran herencia o el primer premio de una lotería—, experimentaron un cambio radical. No obstante, para algunas de estas personas, la riqueza repentina no les brindó una vida mejor. Por el contrario, en muchos casos, sabemos que corrompió y destruyó sus vidas.

A menudo, estas personas no pudieron manejar su supuesto éxito y terminaron dejando a sus parejas y permitiendo que sus familias se derrumbaran ante sus ojos. Tal vez compraron toda clase de lujos y vivieron en casas enormes, pero aun así, sentían una crónica sensación de soledad, vacío e insatisfacción.

La triste realidad es que muchos de los que se toparon con una riqueza tan repentina la desperdiciaron por completo, y algunos incluso terminaron en bancarrota. Tales resultados claramente no son el tipo de éxito que promueve Jesús. Permítame dejarlo claro desde el principio: Dios no tiene ningún problema con que usted tenga dinero, ¡pero no quiere que el dinero lo tenga a usted!

"Pero, ¿cómo puede decir que Dios no tiene ningún problema con que tengamos dinero? ¿No dice la Biblia que el dinero es la raíz de todos los males?"

Espere un minuto, eso no es lo que dice la Biblia. Seamos precisos en las Escrituras. Lo que dice la Biblia es esto: “Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males” (1 Timoteo 6:10). ¿Puede ver la diferencia?

Tener dinero no lo hace malo. Es la obsesión y el amor intenso por el dinero lo que conduce a todo tipo de mal. El hecho de que una persona no tenga dinero en el bolsillo no significa que sea santa. Es posible que esté pensando, soñando y codiciando dinero todo el día. No necesita tener mucho dinero para amar el dinero. Si una persona siempre está comprando boletos de lotería, yendo a los casinos y apostando, esta persona claramente ama el dinero. Está obsesionado con obtener más.

Cuando Dios llamó a Abraham, le dijo: "... Te bendeciré. . . y serás una bendición" (Génesis 12:2). Nosotros, que somos creyentes en Cristo del nuevo pacto, somos llamados la simiente de Abraham (Gálatas 3:29) y, como él, estamos llamados a ser una bendición.

Ahora bien, ¿cómo podemos ser una bendición si no somos bendecidos en primer lugar? ¿Cómo podemos ser una bendición para los demás cuando siempre estamos postrados por la enfermedad, viviendo al día, nunca teniendo suficiente para nuestra propia familia y siempre teniendo que pedir prestado? De ninguna manera, amigo mío.

Dios lo quiere sano y fuerte, y quiere que usted tenga recursos financieros más que suficientes para que pueda ser generoso con sus familiares, amigos, comunidad o cualquier persona que necesite ayuda. ¿Cómo puede estar en condiciones de ayudar a los demás si usted mismo necesita toda la ayuda posible? Definitivamente no es lo mejor de Dios para usted si apenas tiene suficiente para sí mismo. ¡Él quiere bendecirlo para que usted pueda ser una bendición!